LA HABANA,
Con una Misa multitudinaria en la Catedral, el Cardenal Jaime Ortega Alamino se despidió como Arzobispo de La Habana (Cuba), cargo que ejerció desde 1981 y que le permitió estar presente en las visitas de los tres últimos pontífices a la isla.
La Eucaristía se celebró el sábado 7 de mayo. Al final de la misma, el Purpurado dio un discurso en el que agradeció a las autoridades cubanas "las posibilidades de superar periodos críticos y momentos difíciles, y haber sido capaces de avanzar sin retrocesos por un camino de diálogo".
Un diálogo, añadió, "no comprendido por muchos dentro y fuera del país, dentro y fuera de la Iglesia y dentro y fuera de las estructuras gubernamentales".
El Arzobispo tuvo un papel importante en 2010 cuando, a través del diálogo con el régimen, logró la excarcelación de los últimos presos políticos de la Primera Negra de 2003. Además participó activamente en el acercamiento entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, el cual sigue en marcha desde su anuncio en diciembre de 2014.
Durante la Misa también se leyó un mensaje del Papa Francisco que elogia la labor del Purpurado en favor del diálogo y la reconciliación en la isla.
"Aún en tiempos delicados no ha escatimado esfuerzos para fomentar la reconciliación en el seno de la sociedad cubana y para abrir caminos de diálogo entre Cuba y otros países", indicó el Pontífice, que define al Cardenal Ortega como "un amigo muy querido".