MADRID,
El capellán castrense de la unidad de caballería, el P. Ángel Briz, viaja a la base de Besmayah, en Irak con las tropas españolas. Asegura que lleva pocas cosas en el petate pero hay algo que no falta. "Una imagen de la Virgen de los Desamparados, porque hay muchos que son de Valencia. Y otra de la Virgen del Pilar para que los de Zaragoza también se sientan en casa", asegura.
Pocos días antes de partir hacia Irak como capellán castrense de la unidad de Caballería de las tropas españolas, el P. Ángel Briz celebró una misa en la Basílica de la Virgen de los Desamparados en Valencia (España). Allí pidió a todos los participantes que rezaran por la paz.
ACI Prensa entrevistó al joven capellán castrense -de tan sólo 36 años- quien asegura que va con las tropas "para acompañarlas", "para escuchar y confesar a todo el que quiera" y por supuesto, "para celebrar los sacramentos". Asegura que no tiene miedo de ir a una zona de guerra porque cree "en la resurrección de la carne y la vida eterna" y apunta que lo único de lo que hay que tener temor es de "no cumplir la voluntad de Dios".
Lleva pocas cosas personales en el petate, porque explica que prefiere llevar los ornamentos necesarios para la capilla: "Me llevo una Virgen de los Desamparados porque la mayoría del contingente es de Valencia. Quería que llevara el 'sabor de la casa de la Virgen' por eso le pedí al Rector de la Basílica que la bendijera. También llevo un Cristo crucificado y una Virgen del Pilar, para que los de Zaragoza también se sientan en casa. Lo acoplaré a la capilla lo mejor que pueda para que la gente cuando entre tenga ese momento de intimidad con Dios". Aunque no sabe cómo será la capilla porque en el ejército "está donde te dejen, a veces es una tienda de campaña, otras veces una habitación…"
Asegura que uno de los puntos más importantes para ser capellán castrense es "estar disponible las 24 horas del día" y que los militares puedan pasar a la capilla o a hablar con él cuando quieran. "Así pueden pasar para contarle una alegría al Señor, darle gracias y también a quejarse. Porque el Señor está para todo", precisa a ACI Prensa.
Además explica que se lleva una Custodia para poder exponer al Santísimo Sacramento para "que sea Él quien me escuche a mi, después de haber atendido yo a todos".