IRONDALE,
El Obispo de Legnica en Polonia, Mons. Zbigniew Kiernikowski, aprobó hace unos días un milagro eucarístico ocurrido en la Navidad de 2013.
En una época en la que algunos católicos, incluso sacerdotes, no creen en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y cuando la liturgia pierde la sacralidad que le corresponde, cabe preguntarse: ¿con qué objeto y qué mensaje quiere dar Dios con este nuevo milagro?
El filósofo y teólogo, Philip Kosloski, autor del libro "Sobre las huellas de un Santo: La visita de Juan Pablo II a Wisconsin", intenta responder a la interrogante en el National Catholic Register y afirma que "parece que una causa del milagro fue el poco cuidado del Santísimo Sacramento" que se cayó durante la comunión.
"Los accidentes suceden y no busco señalar a alguna persona o algún sacerdote que dejó caer la hostia. Sin embargo, eso nos recuerda un tema importante: el uso de las patenas", resalta.
En la Iglesia Católica la patena es el pequeño plato dorado que usa el acólito para colocarlo debajo de la boca o las manos de la persona que recibe la comunión. De esta manera, si la hostia o alguna partícula se cae, la patena evita que llegue al suelo.
"La práctica ha sido abandonada por muchos en la Iglesia en las últimas décadas" pese a que el documento del año 2004, Redemptionis Sacramentum, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, exige su uso.