VATICANO,
Cada refugiado que toca nuestra puerta tiene el rostro de Dios, expresó el Papa Francisco este 19 de abril en un video mensaje enviado al Centro Astalli (Italia), que acoge a los refugiados, a quienes también pidió perdonar la indiferencia de las sociedades que muchas veces no los saben acoger y que los miran como un peso, más que como un don.
Bajo el título "Era forastero y me han acogido", el Santo Padre afirmó que cada uno de "los refugiados que llaman a nuestras puertas tiene el rostro de Dios, es carne de Cristo"; y que "su experiencia de dolor y de esperanza nos recuerda que todos somos extranjeros y peregrinos en esta Tierra, acogidos por alguien con generosidad y sin mérito alguno".
"Aquel que, como ustedes, ha huido de su propia tierra a causa de la opresión, de la guerra, de una naturaleza desfigurada por la contaminación y la desertificación, o de la injusta distribución de los recursos del planeta, es un hermano con el cual compartir el pan, la casa, la vida", expresó en el video enviado por los 35 años del Centro Astalli, administrado por el Servicio de los Jesuitas para los refugiados en Italia.
Sin embargo, advirtió que "¡demasiadas veces no los hemos acogido! Perdonen la cerrazón y la indiferencia de nuestras sociedades que temen el cambio de vida que su presencia requiere. Tratados como un peso, un problema, un costo, sin embargo, ustedes son un don".
"Son el testimonio de cómo nuestro Dios clemente y misericordioso sabe transformar el mal y la injusticia que sufren en un bien para todos. Porque cada uno de ustedes puede ser un puente que une a pueblos lejanos, que hace posible el encuentro entre culturas y religiones diversas, un camino para redescubrir nuestra humanidad común", afirmó Francisco.
Por ello agradeció al Centro Astalli por ser "ejemplo concreto y cotidiano de esta acogida" y alentó a sus miembros a proseguir con su labor porque 35 años "son solo el comienzo de un camino que se hace cada vez más necesario, único camino para una convivencia reconciliada. Sean siempre testimonio de la belleza del encuentro. Ayuden a nuestra sociedad a escuchar la voz de los refugiados".