REDACCION CENTRAL,
Una característica unifica las historias de todos los santos y es que Dios siempre está unido a ellos incluso en las circunstancias más difíciles. Este principio se demuestra con el martirio del Beato Franz Jagerstatter, un padre de familia que murió mártir durante la ocupación nazi de Austria.
Franz nació en un pequeño pueblo de Alta Austria, fue agricultor y se casó con Franziska Schwaninger el Jueves Santo de 1936. Su esposa era una mujer muy devota y por su influencia se convirtió en el sacristán de la iglesia del pueblo, donde empezó a memorizar la Biblia y conocer la vida de los santos.
En 1938, cerca del día del nacimiento de la mayor de sus tres hijas, los alemanes invadieron Austria en el marco de la Segunda Guerra Mundial.
La Iglesia Católica en Austria había advertido contra el nazismo durante años. Los católicos en Alemania se enfrentaban a graves restricciones, incluyendo la prohibición de la Misa -excepto los días domingos- incluso para las solemnidades más sagradas y días festivos.
En 1937 Pío XI publicó la encíclica Mit Brennender sorge (Con ardiente inquietud), que trataba sobre las tensas relaciones entre la Iglesia y la Alemania nazi.
Jagerstatter fue la única persona en todo su pueblo que repudió y votó contra la anexión de la Alemania nazi a Austria en 1938. Estaba consternado al ver que muchos católicos apoyaban los nazis. Incluso un cardenal exigió que todas las parroquias izaran la bandera nazi en sus iglesias para el cumpleaños de Hitler.