VATICANO,
"Ser apóstoles de misericordia significa tocar y acariciar las llagas de Jesús, presentes también hoy en el cuerpo y en el alma de muchos hermanos y hermanas suyos", dijo el Papa Francisco en la homilía que pronunció esta mañana.
Miles de personas se reunieron hoy en la Plaza de San Pedro para participar en la Misa del Jubileo de las personas que se adhieren a la espiritualidad de la Divina Misericordia, que presidió el Papa Francisco.
"Toda enfermedad puede encontrar en la misericordia de Dios una ayuda eficaz", dijo para agregar a continuación: "De hecho, su misericordia no se queda lejos: desea salir al encuentro de todas las pobrezas y liberar de tantas formas de esclavitud que afligen a nuestro mundo".
El Papa indicó que "todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio, portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy".
"El camino que el Señor resucitado nos indica es de una sola vía, va en una única dirección: salir de nosotros mismos, para dar testimonio de la fuerza sanadora del amor que nos ha conquistado".
Por eso Dios "quiere llegar a las heridas de cada uno, para curarlas". "Al curar estas heridas, confesamos a Jesús, lo hacemos presente y vivo; permitimos a otros que toquen su misericordia y que lo reconozcan como 'Señor y Dios' (cf. v. 28), como hizo el apóstol Tomás".