REDACCION CENTRAL,
Cada 2 de abril la Iglesia celebra a San Francisco de Paula, eremita, taumaturgo, hombre de cálida piedad y profunda sencillez; fundador de los Eremitas de San Francisco de Asís, institución que posteriormente pasaría a llamarse 'Orden de los Mínimos', aprobada por la Santa Sede en 1506.
La fe de nuestros padres
Francisco nació en Paula, Calabria (Italia), el 27 de marzo de 1416. Sus padres, humildes campesinos, tenían varios años casados sin tener hijos, por lo que se encomendaron al Santo de Asís pidiéndole a Dios que los bendijera con la prole. Por eso, al llegar el primer hijo le pusieron por nombre 'Francisco' en agradecimiento. Él sería el primero de 3 hermanos.
Siendo aún muy pequeño, Francisco presentó una grave dolencia en los ojos. Sus padres volvieron a encomendarse al Santo de Asís y le prometieron que si el niño se curaba lo enviarían más adelante a un convento franciscano, como servidor. Era costumbre por aquellos días que algunas familias entregasen a sus hijos adolescentes para vivir como frailes, vistiendo el hábito, durante un año, en algún convento.
El bebé se curó muy pronto, pero los padres olvidaron con el tiempo la promesa hecha. Aun con eso, supieron procurarle a Francisco una educación religiosa hermosa e intensa. Quizás no fueron capaces de enseñarle a leer o escribir, pero le hicieron el mejor regalo: sembraron en su corazón de niño el amor y el deseo de ser como Jesús. Solo unos años más tarde, Francisco ya mostraba algunas señales de santidad.
Promesa y acción