VATICANO,
De tener un puesto de gran relevancia en una empresa multinacional, a ayudar a jóvenes y adolescentes en Venezuela. Es la historia de Alejandro Marius, de 44 años de edad, casado y con cuatro hijas, quien en 2007 comenzó a preguntarse "¿qué significa viajar tanto?", dado que se ocupaba de importantes responsabilidades en América Latina.
"Empecé a pensar qué era ser marido, ser padre, ser ciudadano y amigo viajando tanto, en una realidad que cada vez era más complicada", cuenta a ACI Prensa coincidiendo con una visita al Vaticano.
"Mi mujer me decía que cuando hacía algo relacionado con la caridad, con ayudar a los demás, los ojos me brillaban" y eso "fue un bonito signo". Pero el cambio de vida también llegaría gracias a unas religiosas benedictinas de un monasterio. "Allí conocí la experiencia de San Benito de 'Ora et labora' (reza y trabaja) y me cautivó".
Después, "con ellas reflexioné sobre educar a la gente para el trabajo", y "al contrario de lo que sucede ahora en Venezuela, donde muchos profesionales se están yendo del país, yo renuncié a este cargo internacional para quedarme".
Poco después creó Trabajo y Persona, una asociación civil sin ánimo de lucro y basada en el humanismo cristiano. "Hacemos proyectos sociales para educar para el trabajo a quien no ha tenido oportunidad, principalmente a jóvenes y mujeres".
"Es muy difícil dar el paso de dejarlo todo para ayudar a los demás si uno no entiende lo que es la vocación. Si uno piensa que vale más la pena el proyecto que Dios tiene para ti que tu propio proyecto, es fácil", expresa Marius.