DENVER,
Paul Darrow era un modelo internacional en la década de 1970, llevaba una vida superficial y estaba inmerso en el ambiente gay de Nueva York (Estados Unidos). Cuando no estaba posando o ejercitándose en el gimnasio, buscaba a sus eventuales parejas.
"Se convirtió en algo frenético, pero nunca fue mi intención. Me convertí en alguien muy insensible como pareja y en la relación de alma y cuerpo", dijo en el documental Desire for Everlasting Hills (Deseo por las colinas eternas), que recoge diversos testimonios de homosexuales que han vuelto a la Iglesia Católica.
Cuando la mayoría de sus amigos contrajo el virus del SIDA, Darrow decidió irse a San Francisco para empezar de nuevo. Ahí conoció a Jeff y se mudaron a vivir juntos.
Un día mientras veía televisión, Darrow vio a una "monja pirata": la Madre Angélica en EWTN.
En ese entonces la religiosa había sufrido un ataque que le generó una afección en la parte izquierda de la cara y por ello debía cubrirse el ojo con un parche.
Darrow llamó a Jeff y "comenzamos a burlarnos de la monja con un parche en el ojo, de su cara desfigurada… y de su hábito pasado de moda… decíamos: 'estos cristianos locos'".