Entonces, por ejemplo, se puede "cortar con ciertas amistades con las que no tengo la personalidad suficiente para hacer frente a las tentaciones" en determinados ambientes, dijo.
Además, el propósito de enmienda es "un juicio de prudencia para ver cómo situarnos ante la tentación", señaló. Entonces, para tener éxito en esta lucha espiritual se puede "evaluar mis horarios, mi hora de acostarme", etc., agregó.
4. Confesar los pecados al sacerdote
El Obispo recordó la importancia de confesarse ante un sacerdote, porque durante el Sacramento éste actúa 'in persona Christi', "pero también representa a la Iglesia y a mis hermanos a los que has ofendido y que también te perdonan".
El Prelado advirtió que es una tentación pensar que uno puede confesar sus pecados directamente a Dios, ya que en eso "el maligno pretende poner en cuestión la mediación sacramental de la Iglesia".
Recordó que los pecados deben ser manifestados y que Cristo le ha dado al sacerdote el deber de discernir si existe un arrepentimiento suficiente en la persona o si este no existe y esto está presente en el Evangelio.
Además, explicó que el secreto de confesión tiene sentido porque el sacerdote actúa en nombre de Jesucristo.
El Obispo también subrayó que "la aplicación comunitaria de la absolución nos ha hecho un mal tremendo" ya que se trataba de algo para casos extremos y cuyo uso se generalizó.
5. Cumplir la penitencia
Mons. Munilla recordó a San Francisco Javier y otros santos y destacó la importancia de hacer un esfuerzo para que las penitencias sean lo más personalizadas y pedagógicas posible, y que estas "sirvan para que el pecador sea consciente del proceso de santificación que debe llevar su vida".
También animó a vivir la penitencia "desde su sentido medicinal, de curación", de modo que "sea un encuentro transformador, de gracia que nos hace hombres nuevos"; y recordó que "para un sacerdote este sacramento es exigente, pero comparte con el corazón de Cristo una alegría inmensa cuando es testigo de un nuevo nacimiento".
El Prelado recordó que la Iglesia permite que el penitente pueda sugerirle al sacerdote alguna penitencia para que el confesor se la imponga para sanarse.
Esto "puede ayudar al sacerdote en la elección de la penitencia adecuada", pues "cada uno es conocedor de sus circunstancias", dijo.
Mons. Munilla dijo que además de que la culpa sea perdonada por Dios, "es muy importante la purificación de la mancha" que ha dejado en nosotros el pecado. Para ello, existen las indulgencias plenarias o la necesidad del Purgatorio".
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