BUENOS AIRES,
Han pasado dos años desde que Camila Brusotti volvió a caminar sola, después de que los médicos le pronosticaran una muerte segura tras una terrible golpiza perpetrada por su madre y padrastro.
Camila tiene 10 años y es de la provincia de San Juan (Argentina). Su curación se dio por la intercesión del beato argentino y próximo santo, el sacerdote José Gabriel Brochero (el Cura Brochero), que fue aprobado por el Papa Francisco en enero de 2016.
"Cuando yo estaba internada, Brochero hizo un milagro por mí", dijo la menor al diario La Nación.
A mediados de marzo del 2014 el abuelo materno de Camila, Raúl Ríos, envió el caso a la diócesis de Cruz del Eje, la cual se interesó por lo sucedido y en los meses siguientes creó la comisión para investigarlo. Se tomó declaración a los testigos y tres copias de la investigación fueron llevadas por Mons. Alfonso Olivera al Vaticano en marzo de 2015.