Cada 14 de marzo se recuerda a Santa Matilde, considerada la primera reina de Alemania, en tiempos en los que esta nación se encontraba aún en proceso de formación (siglo X).
Matilde de Ringelheim -por su nombre de pila- se caracterizó por ser una mujer sencilla, piadosa y caritativa con los más necesitados; además de gran promotora de la evangelización de su pueblo. Ella ordenó construir templos y monasterios en distintas partes de su Sajonia natal, en las ciudades de Quedlinburg, Nordhausen, Engern y Poehlden.
Linaje de guerreros
Santa Matilde fue descendiente del famoso guerrero Widukind, capitán de los sajones que batallaron contra Carlomagno durante el siglo VIII. Nació en Enger, Sajonia, en el año 895. Fue hija de Dietrich, duque de Westfalia y Reinhild.
De niña fue educada por las monjas del convento de Erfurt, donde adquirió las numerosas virtudes cristianas que adornaron su carácter y personalidad. Se casó muy joven con Enrique I, quien se convertiría más tarde en duque de Sajonia (año 912). Ambos formaron un matrimonio feliz, bendecido posteriormente con la prole.