VATICANO,
El Papa Francisco comentó el Evangelio de este domingo en el que se narra el episodio de la mujer adúltera, "poniendo a la luz el tema de la misericordia de Dios, que no quiere nunca la muerte del pecador, sino que se convierta y viva".
"Él es la gracia, que salva del pecado y de la muerte", subrayó. "Dios no nos clava a nuestro pecado, no nos identifica con el mal que hemos cometido" sino que "nos quiere liberar, y quiere que nosotros también lo queramos junto a Él. Quiere que nuestra libertad se convierta del mal al bien, y esto es posible con su gracia", dijo desde la Plaza de San Pedro.
Francisco explicó que a Jesús "le tienden una trampa" aquellos que le preguntan qué hacer con la mujer. "Si Jesús siguiera la severidad de la ley, aprobando la lapidación de la mujer, perderá su fama de manso y bondadoso que tanto fascina al pueblo; si en lugar de eso quiere ser misericordioso, deberá ir contra la ley, que Él mimos ha dicho no querer abolir sino cumplir".
Jesús con su respuesta al inclinarse y escribir con un dedo en la tierra "invita a todos a la calma, a no actuar por la impulsividad, y a buscar la justicia de Dios".
"Pero los otros insisten y esperan de Él una respuesta", recordó el Papa. "Entonces Jesús alzó la mirada y dijo: Quién de ustedes no tenga pecado que tire la primera piedra".
"Esta respuesta 'desplazada' a los acusadores, desarmándoles a todos en el verdadero sentido de la palabra: todos depusieron las 'armas', es decir, las piedras preparadas para ser arrojadas, las que eran visibles para esa mujer, las ocultas contra Jesús".