VATICANO,
El Papa Francisco celebró hoy una nueva Audiencia Jubilar dedicada a la misericordia, pero en la que habló sobre todo del camino del servicio para ser humilde y acercarse a Dios.
"El amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido", explicó.
A continuación, el texto completo gracias a Radio Vaticano:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Nos estamos acercando a la fiesta de la Pascua, misterio central de nuestra fe. El Evangelio de Juan – como hemos escuchado – narra que antes de morir y resucitar por nosotros, Jesús ha cumplido un gesto que se ha esculpido en la memoria de los discípulos: el lavatorio de los pies. Un gesto inesperado e impresionante, al extremo que Pedro no quería aceptarlo. Quisiera detenerme sobre las palabras finales de Jesús: «12 Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? [...] Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros» (13,12.14). De esta forma Jesús señala a sus discípulos el servicio como el camino a recorrer para vivir la fe en Él y dar testimonio de su amor. El mismo Jesús ha aplicado a si la imagen del "Siervo de Dios" utilizada por el profeta Isaías. Él, que es el Señor, ¡se hace siervo! Lavando los pies a los apóstoles, Jesús ha querido revelar la manera de actuar de Dios con nosotros, y dar el ejemplo de su «mandamiento nuevo» (Jn 13,34) de amarnos unos a otros como Él nos ha amado, osea dando la vida por nosotros. El mismo Juan lo escribe en su Primera Carta: «En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. […] Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad» (3,16.18).
El amor, pues, es el servicio concreto que damos los unos a los otros. El amor no es sólo palabras, son obras y servicio; un servicio humilde, hecho en el silencio y en lo escondido, como Jesús mismo ha dicho: «Que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha» (Mt 6,3). Esto implica poner a disposición los dones que el Espíritu Santo nos ha donado, para que la comunidad pueda crecer (Cfr. 1 Cor 12,4-11). Además, se expresa en el compartir los bienes materiales, para que ninguno este en la necesidad. Esto del compartir y de la dedición a quien está en la necesidad es un estilo de vida que Dios sugiere también a muchos cristianos, como camino de auténtica humanidad.