Cultura del encuentro
Una de las palabras del Papa Francisco que me sonaron nuevas y que me tomaron un tiempo comprender, fue la 'cultura del encuentro'. Luego comprendí que para él el encuentro concreto entre las personas es fundamental. Encuentro con Dios, encuentro personal con Jesús en primer lugar, pero también encuentro con sus colaboradores, con los líderes religiosos, con los responsables de los pueblos, no al encuentro con cada persona a la búsqueda de una palabra de confort o cercanía (¡sus llamadas telefónicas! Obviamente un gota en la miles de quien le quisiera recibir, pero en todo caso un mensaje ejemplar para todos).
Hice varias veces, siempre con la confianza de ser bien comprendido, una pequeña comparación entre el modo en el cual Benedicto y el Papa Francisco me han hablado de sus coloquios con los jefe de estado que le visitaban. Benedicto: la concisa, precisa y excepcionalmente lúcida indicación de los temas tratados. Francisco: las características de la persona humana y las actitudes del interlocutor. Ambos acercamientos de extraordinaria profundidad. En Francisco el encuentro con la persona concreta se resalta en plena y prioritaria evidencia.
Ciertamente los encuentros del Papa Francisco son una de las vías maestras de la presencia dinámica de la Iglesia también a nivel ecuménico, interreligioso e internacional. Basta pensar en los múltiples encuentros del Papa con el Patriarca ecuménico Bartolomeo, el reciente encuentro con el Patriarca de Moscú Kirill, o la nueva línea de relaciones ecuménicas con el mundo evangélico pentecostal representado, por ejemplo, por su amigo el pastor Traettino di Caserta, o la anunciada participación en la celebración de los 500 años de la Reforma en Lund (Suecia). La conocida amistad con el rabino Abraham Skorka y el musulmán Omar Abboud y el triple abrazo delante del Muro de las Lamentaciones: ¡un signo nuevo y fuerte!
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A nivel internacional, el clamoroso acercamiento de Cuba y Estados Unidos fue ciertamente propiciado en parte por el carisma de Francisco y su impulso en la dirección de la reconciliación entre los pueblos.
¿El evidente y varias veces afirmado deseo de alcanzar el encuentro también con China podrá convertirse al fin en realidad? Ciertamente Francisco no esconde el hecho de que empuja en esa dirección. Cree en la fuerza del encuentro antes aun que en las mesas de negociación. Así sirve personalmente al dialogo y la paz.
Una referencia para todos
En el tercer año del pontificado el Papa Francisco ha viajado a todos los continentes, menos Oceanía (Asia, Europa, África, América Latina y el Caribe, América septentrional) respondiendo a las expectativas de los pueblos pero siempre dispuesto y atento a sus gestos y palabras. Había ya hablado al Parlamento europeo, el 2015 habló a los movimientos populares como al Congreso americano, y a las Naciones Unidas en Nueva York y en Nairobi.
Publicó una encíclica, la Laudato si', que interceptó con amplitud de horizontes y equilibrio las grandes preguntas cruciales de la humanidad y del cuidado de la 'casa común', colocando su crítica radical de la 'cultura del descarte' en un contexto de responsabilidad y reflexión global, atenta a la ciencia, a la razón humana, a la visión religiosa de la persona humana y del mundo.
La autoridad del Papa Francisco ha adquirido una dimensión verdaderamente 'global', respetada universalmente y capaz de dar un verdadero servicio de orientación a la humanidad en camino.