ROMA,
El 11 de marzo de 2011, el este de Japón sufrió durante seis minutos un terremoto de magnitud 9. Un tsunami con olas de más de 40 metros siguió al sismo. Cerca de 16 mil personas fallecieron y más de 2 mil resultaron desaparecidos, mientras que los daños materiales ascendieron a varias decenas de miles de millones de dólares.
El tsunami también provocó el colapso de la planta nuclear de Fukushima, que liberó material radioactivo al Océano Pacífico en lo que se considera el desastre nuclear más grave a nivel mundial desde el de Chernobyl en 1986.
Cinco años después de la tragedia, y con una reconstrucción aún incompleta, una comunidad de religiosas católicas siembra esperanza en Fukushima.
"Entre los duros dolores, algunas buenas noticias", publicó hoy la Congregación de Notre Dame en Japón, y recordó que en 2013 logró reconstruir su kindergarten Sakura no Seibo Gakuin en Fukushima, "con una zona interior de juegos".
En su sitio web, las religiosas destacaron que concluir la construcción de este centro para niños fue "un símbolo brillante de un nuevo comienzo tras el gran terremoto y el desastre de la planta nuclear".
Las labores de reconstrucción fueron posibles gracias a "la asistencia financiera recibida de católicos y caridades relacionadas no solo en Japón, sino de todo el mundo", así como la ayuda de las autoridades civiles japonesas.