Cada 4 de marzo la Iglesia celebra a San Giovanni Antonio Farina (1803-1888), obispo de las ciudades de Treviso y Vicenza (Italia), considerado uno de los más ilustres pastores del siglo XIX. En vida la gente lo llamaba ‘el hombre de la caridad’ o ‘el obispo del pueblo’, gracias a su sensibilidad y predilección por que la Iglesia esté al servicio a los pobres, los abandonados, los enfermos y rechazados.
Mons. Giovanni fue el fundador de la congregación de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea de Vicenza, Hijas de los Sagrados Corazones, institución que actualmente tiene presencia en varios países del mundo.
Iglesia y sociedad
Antonio Farina nació el 11 de enero de 1803 en Gambellara, un pequeño pueblo de la provincia de Vicenza, cuya diócesis estaría décadas después bajo su cuidado apostólico.
A la edad de 15 años ingresó al seminario diocesano y, en 1827, a los 24, fue ordenado sacerdote. Durante los siguientes 18 años ocuparía una cátedra en el seminario. Fue nombrado capellán de la parroquia de San Pedro de Vicenza, cargo que ejerció a lo largo de una década.
El P. Antonio participó en distintos proyectos culturales y espirituales; se involucró en innumerables obras de caridad y lideró servicios sociales de carácter educativo. Por ejemplo, estuvo a cargo de la dirección de la Escuela pública primaria y superior de Vicenza. Farina tenía la licenciatura como docente de primaria, reconocimiento que obtuvo movido por la convicción sobre la importancia de la educación, a la que concibió como camino orientado a la formación integral de la persona, a la práctica religiosa y a la caridad fraterna. Su lema era: «La verdadera ciencia consiste en la educación del corazón, es decir, en el práctico temor de Dios».