CIUDAD DE MÉXICO,
Manuel Morales Montoya es un joven de 14 años que en noviembre del año pasado viajó hasta la Ciudad de México para hacerle a la Virgen de Guadalupe un pedido muy especial, y que creía imposible: conocer al Papa Francisco.
Esta oración fue escuchada y el 15 de febrero durante el Encuentro del Papa Francisco con las Familias en Tuxtla Gutiérrez, estado de Chiapas (México) conmovió con su testimonio al Santo Padre y a los más de 42 mil asistentes.
A Manuel le detectaron distrofia muscular a los cinco años y hace dos años tuvo que dejar de ir al colegio porque ya no se puede mover y desde entonces está en una silla de ruedas.
La distrofia muscular es una enfermedad degenerativa en la que los músculos se van debilitando hasta que la persona ya no se puede mover. También afecta al corazón (que es un músculo) y las facultades respiratorias.
Esta enfermedad no ha sido impedimento para que Manuelito siga "echándole ganas", como le dijo el Papa esa tarde. Se unió al grupo de adolescentes de la parroquia Concepción Inmaculada de Tuxtla Gutiérrez y sale a evangelizar en su silla de ruedas.
"Tengo mucha fe, ha crecido mi esperanza, sé que Dios me ha bendecido con esta capacidad especial, mis papás me apoyan mis planes sintiéndome sin límite como toda persona normal y le echo ganas. Ahora salgo en silla de ruedas a evangelizar y lo hago con mucha alegría a invitar a muchos adolescentes que no conocen el amor de Dios, también con mi familia misionamos y visitamos enfermos", expresó Manuel en esa ocasión.