CIUDAD JUÁREZ,
En el año 2010 la violencia en Ciudad Juárez había alcanzado su punto más alto con 8,5 homicidios por día en la guerra entre cárteles de la droga. Sin embargo, paulatinamente esto ha ido cambiando en la ciudad gracias al trabajo paciente de la Iglesia local, que sigue el llamado del Papa Francisco a ser misionera y reconocer en cada prójimo necesitado el rostro de Cristo sufriente.
En un video elaborado por Laicos en Misión Permanente (LAMP), se puede apreciar la violencia que sufría esta ciudad fronteriza con Estados Unidos, con niños jugando a ser sicarios, homicidios a cualquier hora del día, comercios atacados porque los dueños se negaban a pagar "cuotas", y el terror expresado por la gente.
"Siempre esta ciudad se ha distinguido como una ciudad muy generosa, muy hospitalaria, con gente muy cálida", señaló el P. Antonio Urrutia, párroco en la colonia Villas de Salvacar. Sin embargo, indicó, se dio en Juárez una degradación en ciertos sectores que "se fueron descuidando". En esta colonia ocurrió el asesinato de 14 jóvenes durante una fiesta. El sacerdote atiende a los padres de estas víctimas.
Por su parte, el P. Jorge Iglesias, de la parroquia Dios Padre, dijo que Juárez "es también una comunidad con mucha esperanza y una comunidad con mucho anhelo de salir adelante, de saber que la violencia o el mal no marcan la última palabra, sino que la última palabra en la vida, en el mundo, en la comunidad, la tiene alguien superior que es Dios".
En ese sentido, el Vicario General de Ciudad Juárez, Mons. René Blanco, recordó que "el Papa quiere invitarnos a vivir la Eucaristía, es decir, reconocer en la vida diaria, en el rostro de las familias", de los pobres, las víctimas de la violencia y de los migrantes, "el rostro de Jesucristo sufriente que espera que lo recibamos con fe, que reconozcamos su rostro en el rostro de cada ser humano, lo amemos y lo sirvamos con alegría".
Esto fue destacado por Juan Hermanez, responsable de Jóvenes por la Vida, quien dijo que la gente que ha sufrido y "que a veces no tiene o no alcanza a ver el amor de Dios" debido al ambiente que lo rodea, cuando recibe "el mensaje de amor incondicional de Dios" a través de iniciativas laicas como LAMP, se "cambia el entorno".