MÉXICO D.F.,
El Papa Francisco hizo una parada sorpresa en un monasterio de clausura en la mañana del domingo y recibió un regalo singular: un enorme ramo de rosas blancas. ¿Acaso fue una señal celestial?
Hace un año, cuando el Papa Francisco viajó a Filipinas, reveló que antes de cada viaje o ante una preocupación suele pedir "una rosa" a Santa Teresita de Lisieux, a quien tiene especial devoción.
"Cuando no sé cómo irán las cosas, tengo la costumbre de pedir a Santa Teresa del Niño Jesús, que lleve el problema en sus manos, y que me envíe una rosa", explicó el Pontífice a los periodistas en enero de 2015.
Las rosas que recibió en México tienen una historia especial. Su visita al monasterio no estaba en agenda y las religiosas no lo esperaban. A las monjas de la orden de la Visitación de Santa María, las religiosas de clausura con más novicias de todo México, les avisaron unos minutos antes que el Papa pasaría por la puerta de su convento camino a Ecatepec. No sabían que se detendría a saludarlas.
En este monasterio viven unas 50 religiosas de distintas edades. La última vez que todas salieron fue para acudir a votar en los elecciones generales de México. Cuando en el año 2002, San Juan Pablo II visitó el país también pasó por el monasterio pero no se detuvo y pensaron que esta vez ocurriría lo mismo.
"Fue algo realmente excepcional porque nunca salimos. Fue una gracia muy grande poder tener en la puerta de nuestro monasterio la visita del Papa. La gente nos dijo que había salido de la Nunciatura. Nos avisaron que pasaría por la calle y del Estado Mayor nos dijeron que si gustábamos abriéramos la puerta por si acaso", contó a ACI Prensa vía telefónica una de las religiosas que mantuvo su nombre en reserva por respeto a su clausura.