La Cuaresma es el período de cuarenta días (cuadragésima) destinado a la preparación para la Pascua. La Cuaresma de este año 2025 incluye, como es habitual, cinco domingos. El primero es el 9 de marzo y el quinto y último, el 6 de abril, una semana después se celebrará el Domingo de Ramos (13 de abril), puerta de entrada a la Semana Santa.
Antes de meditar en el Evangelio de hoy, Primer Domingo de Cuaresma, es oportuno considerar algunas notas esenciales de este “camino hacia la Pascua” que acabamos de iniciar. Además, el Papa Francisco, mediante su mensaje anual para la Cuaresma, nos sugiere algunas reflexiones que nos pueden ayudar a vivir mejor este tiempo especial.
Del Miércoles de Ceniza al Primer Domingo de Cuaresma
Esos cinco domingos no se presentan abruptamente. Han venido precedidos por el Miércoles de Ceniza y los días previos al domingo de la Primera Semana de Cuaresma.
El Miércoles de Ceniza marca el inicio de los cuarenta días de preparación para la Pascua, por lo que se debe guardar ayuno y abstinencia. El Miércoles de Ceniza, gracias a su profundo simbolismo, debe suscitar un “giro” en nuestro interior -un cambio de actitud- y no solo prácticas exteriores, de suyo indispensables, pero que no constituyen un fin.
Se trata de que lo ‘exterior’ colabore con el ‘interior’, y que lo ‘interior’ se vea expresado en lo ‘exterior’. El Miércoles de Ceniza implica la puesta en marcha de un auténtico proceso de conversión personal, en compañía de toda la Iglesia, por el que todo nuestro ser debe quedar transformado.