La Cuaresma es un tiempo litúrgico de oración y penitencia que ofrece la Iglesia para prepararse para el Triduo Pascual, en el que se recuerda la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
San León Magno afirma que los días cuaresmales “nos invitan de manera apremiante al ejercicio de Ia caridad; si deseamos Ilegar a la Pascua santificados en nuestro ser, debemos poner un interés especialísimo en la adquisición de esta virtud, que contiene en si a las demás y cubre multitud de pecados".
A lo largo de este tiempo, la Iglesia también nos llama a cambiar de vida y a caminar hacia el Señor, para amarle más. Por ello, es importante tener en cuenta estos datos para conocer más profundamente y vivir correctamente la Cuaresma:
1. Las tres prácticas de Cuaresma
La primera práctica cuaresmal es la oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. Con ella, el cristiano dialoga con el Señor, deja que la gracia entre en su corazón y, como la Virgen María, se abre a la acción del Espíritu Santo dando una respuesta libre y generosa (Lc 1,38).
La segunda —que incluye el ayuno y la abstinencia— es la mortificación. Esta se debe vivir cotidianamente y sin necesidad de hacer grandes sacrificios. Con ella se ofrece a Cristo aquellos momentos que generan molestias y se acepta con humildad y alegría las adversidades.