Elizabeth Joice sacrificó su vida por salvar a la bebé que llevaba en el vientre. Esta valiente madre falleció el 9 de marzo de 2014, luego de negarse a recibir un procedimiento que le habría permitido enfrentar la enfermedad, pero que podría haber causado la muerte de su hija.
La historia ocurrió en Nueva York (Estados Unidos). Tres años antes, a Elizabeth le habían diagnosticado cáncer en los pulmones. Cuando aparentemente había superado la enfermedad y a pesar de que los médicos le dijeron que era imposible que tuviera hijos, concibió a una bebé a la que llamaron Lily.
Solo un mes después de saber que estaba embarazada, los médicos descubrieron que el cáncer había regresado con más fuerza. Le practicaron una operación de emergencia para retirar el nuevo tumor, pero se negó a ser sometida a resonancias magnéticas posteriores para no arriesgar la vida de la bebé que llevaba en el vientre.
Con el apoyo de su esposo Max, la mujer resistió la enfermedad hasta que la bebé cumplió siete meses de gestación. Dio a luz en enero de 2014 y luchó durante las siguientes seis semanas por su vida, hasta que falleció el 9 de marzo.
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Hace más de 10 años Sarah Wickline Hull fue diagnosticada con cáncer durante su embarazo, y pese a que los médicos la presionaron para que se realizara un aborto, prefirió arriesgar su vida antes que perder a su pequeña hija. Hoy más que nunca, agradece esa decisión.
Sarah, de 40 años, ya no tiene cáncer y su hija es una niña feliz y saludable de 10 años. Actualmente vive junto a su esposo Patrick Hull y sus dos hijas en Luisiana (Estados Unidos).
En entrevista con ACI Prensa, Sarah contó que padeció de “linfoma anaplásico de células grandes”, un tipo de linfoma no Hodgkin poco frecuente y agresivo, que afecta a los ganglios linfáticos y regiones extraganglionares como huesos, médula ósea, tejido subcutáneo, pulmones, bazo e hígado.
También contó que es conversa al catolicismo y que su fe la ayudó a salir adelante y afrontar los momentos más difíciles.
“Me convertí en 2007, y a mí me diagnosticaron cáncer en 2008. Si no hubiera tenido fe, no sé cómo hubiera logrado atravesar todo esto, especialmente por la enseñanza de la Iglesia sobre el sufrimiento: el saber ofrecerlo por otros”, explicó.