DENVER,
Se llama Takayama Ukon, era un samurai del siglo XVI y gracias a que el Papa Francisco aprobó el 22 de enero el decreto que reconoce su martirio, será declarado beato y se sumará a la lista de católicos japoneses que prefirieron morir antes que renunciar a su fe.
Incluso antes de morir dejó todo por Cristo. Renunció a su alta posición social y a sus riquezas: era dueño de extensas propiedades y comandaba vastos ejércitos.
El P. Anton Witwer S.J, el Postulador General de la Compañía de Jesús (jesuitas) explicó anteriormente a ACI Prensa que aunque el samurái Takayama murió en el exilio, su martirio consistió en "morir a causa de los maltratos que sufrió en su patria, por ello el proceso de beatificación es el de un mártir".
La causa de este Siervo de Dios es una de las otras nueve que van camino a la santidad. Ellos son el Beato Estanislao de Jesús, el Beato José Luis Sánchez del Río, el Beato José Gabriel del Rosario Brochero, el Siervo de Dios Genaro Fueyo Castanon, el Siervo de Dios Arsenio da Trigolo, la Sierva de Dios Maria Luisa del Santissimo Sacramento, el Venerable Francesco Maria Greco, la Venerable Elisabetta Sanna, y el Venerable P. Engelmar Unzeitig.
Según el P. Witwer, la vida de Takayama ejemplifica "la gran fidelidad a la vocación cristiana, perseverando a pesar de todas las dificultades".
En el año 2013 la Conferencia Episcopal Japonesa había mandado una solicitud de 400 páginas para la beatificación del mártir samurái a la Congregación para las Causas de los Santos. Ahora con este decreto aprobado el proceso para la beatificación avanza.