Cada 26 de enero, un día después de haber celebrado la Conversión de San Pablo, la Iglesia Católica celebra a los santos Tito y Timoteo, amigos cercanos y discípulos del ‘Apóstol de los gentiles’.
Tito y Timoteo estuvieron a cargo de las comunidades cristianas de la isla de Creta y de Éfeso, respectivamente. A ellos fueron dirigidas tres de las cartas atribuidas a San Pablo: la primera y segunda Epístola a Timoteo, y la Epístola a Tito. Estas cartas forman parte de las “epístolas paulinas” e integran el conjunto de libros que componen el Nuevo Testamento.
Timoteo, el “que honra a Dios”
Timoteo nació en Listra (hoy Turquía), hijo de padre pagano y de madre judeocristiana.
Su nombre está en griego y significa "que honra a Dios".
En el Nuevo Testamento aparece como el discípulo más cercano al apóstol Pablo, con quien realizó numerosos viajes. El Apóstol lo nombró obispo de Éfeso y, en virtud de dicho encargo, lo hizo destinatario de las dos cartas que conocemos, redactadas con el propósito de orientarlo en la dirección de sus comunidades.