VATICANO,
El Papa Francisco recibió este lunes en la Sala Clementina a los jóvenes del Pontificio Seminario Lombardo de Roma (Italia), a quienes dio algunos consejos para ser buenos sacerdotes y así ser el futuro de la Iglesia según el corazón de Dios y no "las modas del momento".
Para ser un buen sacerdote, afirmó el Pontífice, es esencial el contacto y el acercamiento con el obispo. "La característica del sacerdote diocesano es precisamente la diocesaneidad" y esta "tiene su piedra angular en la relación frecuente con el obispo, en el diálogo y en el discernimiento con él", señaló el Papa.
El Santo Padre exhortó a los jóvenes a cultivar este lazo, porque "un sacerdote que no tiene relación constante con su obispo, lentamente se aísla del cuerpo diocesano y su fecundidad disminuye, porque no ejercita el diálogo con el Padre de la Diócesis''.
En su discurso, Francisco les recordó que como seminaristas "se preparan a obedecer el impulso del Espíritu, para ser 'el futuro de la Iglesia' según el corazón de Dios; no según las preferencias de cada uno o de las modas del momento, sino como lo requiere el anuncio del Evangelio".
"Para prepararse bien -continuó- se necesita trabajar a fondo, pero sobre todo una conversión interior, que cotidianamente radique en el misterio de la primera llamada de Jesús y lo reviva en la relación personal con él, como hizo el apóstol Pablo, de quien hoy recordamos la conversión".
Además, se refirió a la figura de San Carlos Borromeo, quien presentó su vida como ''un constante movimiento de conversión, reflejando la imagen de Pastor. ''Él se identificó con esta imagen, la nutrió con su vida, sabiendo que el discurso se convierte en realidad al precio de la sangre: los 'sanguinis ministri' eran para él los verdaderos curas. Él realizó la imagen perdiéndose. Puso toda su pasión para reproducirla. De esta manera, la grande obra de los teólogos del tiempo, culminada en la celebración del Concilio de Trento, fue llevada a cabo por pastores santos como Borromeo".