ROMA,
El Papa Francisco recibió el viernes a los miembros del Tribunal Apostólico de la Rota Romana con motivo de la inauguración del Año Judicial, a quienes dedicó un discurso en el que señaló que "no puede haber confusión entre la familia querida por Dios y todo otro tipo de unión" y explicó que "entre los cristianos, algunos tienen una fe fuerte, formada por la caridad, fortalecida por una buena catequesis y alimentada por la oración y la vida sacramental, mientras que otros tienen una fe débil, descuidada, no formada, poco educada, u olvidada".
Por ello, "se debe reafirmar claramente que la calidad de la fe no es una condición esencial del consentimiento matrimonial, el cual, de acuerdo con la doctrina de siempre, puede ser minado solamente a nivel natural", dijo Francisco.
Sobre estas palabras del Pontífice, Mons. Carlos Morán Bustos, Decano del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica en España, explica a ACI Prensa que "el Papa insiste en algo que ya había dicho Juan Pablo II en 2003: la relación entre fe, sacramento y validez del vínculo conyugal".
Se trata entonces de "algo clásico en la doctrina de la Iglesia: que la falta de fe no es elemento suficiente para declarar nulo un matrimonio, porque la calidad de la fe no es condición esencial para el consentimiento matrimonial".
El Decano se pregunta entonces: "¿Qué es lo que se necesita para que el consentimiento matrimonial nazca en términos de validez? Lo que se necesita es que esté configurado en torno a un consentimiento válido, por tanto, en torno a un acto de voluntad capaz de configurar el consentimiento".
"El Papa insiste en una idea clásica", y "habla de dos tipos de personas: los que han madurado la fe, que han hecho fuerte su fe, y los que tienen una fe más débil, no formada o educada, una fe que se ha perdido". "Aun así, el Papa señala que esa fe no es condición esencial para el consentimiento", explica el Decano de la Rota en España.