MÉXICO D.F.,
Es madre soltera y nunca ha hablado en público para proteger a su pequeña hija de las burlas de otros niños; sin embargo, cuando a Évila Quintana Molina le dijeron que daría su testimonio al Papa Francisco en la cárcel de Ciudad Juárez, fue su niña de 8 años quien la alentó a seguir adelante y asegurándole que "es más, yo quiero estar contigo".
Évila Quintana era estudiante universitaria, trabajaba en un banco y se dedicaba a su hija Camila cuando en 2010 fue encarcelada, acusada del delito de "operación con recursos de procedencia ilícita".
En declaraciones al medio mexicano Presencia Digital, la mujer de 34 años se reservó los detalles de su caso pues aún se encuentra en proceso legal, sin embargo dijo que hoy cree que tiene un Dios de justicia quien determinará su tiempo en el penal.
Su elección
Sobre cómo fue elegida para hablar frente a Francisco el 17 de febrero, Évila recordó que estaba trabajando en la tienda del penal femenino cuando la llamaron para que hiciera una audición. "Pensé: '¿ahora qué pasó?'", recordó, pues en ese momento no sabía de qué se trataba.
Leyó el párrafo que le dieron y luego de unas horas le avisaron que era la elegida. Creyó que sólo sería la lectora de un discurso oficial pero le indicaron que tenía que dar un testimonio.