ROMA,
El príncipe Alberto II y la princesa Charlene de Mónaco realizaron una visita privada al Papa Francisco en el Vaticano el pasado 18 de enero. Uno de los detalles más curiosos de este encuentro es que la princesa vestía de blanco, cosa que es poco usual en las mujeres que asisten a las audiencias privadas con el Pontífice.
Este es un protocolo del Vaticano para las audiencias y eventos con el Papa y se llama "privilège du blanc" (privilegio de blanco). Solamente gozan de él las reinas y princesas católicas o a las consortes de los monarcas católicos. Este don es un agradecimiento del Vaticano hacia las monarquías que se mantienen fieles al catolicismo.
El protocolo usual que establece el Vaticano para una audiencia con el Papa señala que las mujeres deben vestir preferiblemente de negro o colores oscuros. No pueden usar escote y es preferible evitar los adornos ostentosos. También deben llevar los brazos cubiertos. Si usan falda esta debe ir hasta debajo de la rodilla y se recomienda cubrirse la cabeza con una mantilla negra.
Los Grimaldi, la familia real de Mónaco, se proclaman católicos y mantienen buenas relaciones con el Vaticano. La princesa Charlene creció en el seno de una familia protestante y se convirtió al catolicismo en el año 2011. Ella declaró a la revista People que asiste frecuentemente a Misa y que ahora también la acompañan sus dos hijos gemelos.
Sobre el catolicismo, Charlene dijo que no solo es la religión del estado sino que "para mi representa mucho más. Los valores de esta religión me tocan profundamente y corresponden perfectamente con mi espíritu".
Esta no es la primera vez que la princesa de Mónaco va al Vaticano. En enero del año 2013 se encontró con Benedicto XVI. "Esta experiencia fue extremadamente intensa y conmovedora para mí", expresó.