MADRID,
El pasado 16 de diciembre la hermana Leonilda, religiosa de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón, cumplió 105 años. Estuvo cerca de morir fusilada en la Guerra Civil Española y vio en primera la Revolución Cubana.
Más de un siglo lleno de aventuras por el Evangelio que celebró en la casa que la congregación tiene en Badajoz (España) y junto a su hermana pequeña, que también es religiosa de la misma orden. "Cuando miro atrás me brota dar gracias a Dios", asegura.
La religiosa ingresó a la congregación con 17 años. "Éramos una familia numerosa de ocho hermanos, tres se casaron y cinco fuimos religiosas de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús. De todos quedamos Pilar, la más pequeña de la familia y yo. Ahora estamos las dos en Badajoz", explica a la agencia SIC.
La religiosa ha vivido en primera persona grandes momentos de la historia de España. En la época de la Guerra Civil, recuerda, "entraron en el convento y el colegio que teníamos en Madrid y nos pusieron contra la pared. Un miliciano preguntó si nos fusilaban y otro dijo que esperara, que iría a consultar. Regresó diciendo que no había órdenes de fusilar mujeres, así que huimos".
Cuando terminó la Guerra, la hermana Leonilda se trasladó a Cuba en donde vivió el ascenso al poder de Fidel Castro a principios de 1959. "Lo que pasó después ya lo conocéis", afirma la religiosa.
Según cuenta la hermana Leonilda, la madre fundadora de la congregación de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, Isabel de Larrañaga, viajó a Cuba ante una epidemia que enfermó a algunas de sus religiosas. La fundadora murió en la isla y ella se encargó de repatriar el cuerpo ya que Fidel Castro había informado que convertiría el cementerio en el que estaba la fundadora en un campo de fútbol.