En su discurso, Benedicto XVI resumió el camino de Juan Pablo II y condenó el antisemitismo en Europa. También llamó la atención sobre el compromiso de los obispos alemanes. Recordó además que el mandamiento de amarnos unos a otros y poner los Diez Mandamientos de nuevo al centro del diálogo judeo-cristiano.
Este Pontífice volvió a reflexionar sobre el tema seis años después (17 de enero de 2010) cuando cruzó el umbral de la Sinagoga de Roma como un símbolo de la "emancipación" de los judíos en Roma.
Para entonces, el rabino Toaff estaba viejo y enfermo, pero quería saludar al Papa. Así que Benedicto fue a su casa y el abrazo simbólico se realizó en su puerta. El que recibió al Santo Padre en la sinagoga fue el rabino Riccardo Di Segni, que también recibió el domingo pasado al Papa Francisco.
"Es bueno para los hermanos estar juntos", dijo en esa ocasión el Papa alemán. En un instante todos los malentendidos que afectaban al diálogo entre católicos y judíos parecieron disolverse.
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Después hizo una reflexión, al estilo rabínico, sobre los mandamientos y la misericordia.
En ese momento era un alemán que visitó Auschwitz pidiendo perdón. Benedicto XVI señaló que uno no debe olvidar la destrucción que causa la exterminación "¿Cómo es posible olvidar sus rostros, sus nombres, sus lágrimas, la desesperación de los hombres, mujeres y niños?", expresó.
El Pontífice recordó los valores comunes de ambas religiones, desde la protección de la vida al cuidado de la creación. Sobre los Diez Mandamientos indicó que "todos resumen el amor de Dios y la misericordia hacia los demás".
"La clave para todo, el punto de unión, es la misericordia que insta a judíos y cristianos a ejercer, en nuestro tiempo, una generosidad especial con los pobres, las mujeres y los niños, los extranjeros, los enfermos, los débiles y los necesitados", dijo Benedicto XVI.
"En la tradición judía hay un maravilloso dicho de los Padres de Israel: 'Simón el Justo solía decir: El mundo está fundado en tres cosas: la Torá, la alabanza y los actos de misericordia'".
Sobre el ejercicio de la justicia y la misericordia "judíos y cristianos están llamados a anunciar y a ser testimonios de la venida del Reino de lo Más Alto, por el que rezamos y trabajamos esperanzadamente cada día".