VATICANO,
A las 12 horas de Roma, el Papa Francisco se asomó como cada domingo a la ventana del estudio del Palacio Apostólico para el rezo del Ángelus, que dedicó a hablar del Evangelio de las Bodas de Caná de la liturgia de este día.
"Los milagros son signos extraordinarios que acompañan la predicación de la Buena Noticia y tienen el objetivo de suscitar y reforzar la fe en Jesús".
En concreto, el de Caná "es un signo de la bendición de Dios para el matrimonio". "El amor entre un hombre y una mujer es un buen camino para vivir el Evangelio, es decir, para encaminarse con alegría al camino de la santidad".
El Papa destacó que este milagro no solo atañe a los matrimonios, porque "toda persona humana está llamada a encontrar al Señor como esposo de su vida".
"La fe cristiana es un don que recibimos con el Bautismo y que nos permite encontrar a Dios", indicó Francisco.
En definitiva, "el relato de las Bodas de Caná nos invita a redescubrir que Jesús no se presenta ante nosotros como un juez dispuesto a condenar nuestras culpas, ni como un comandante que nos impone seguir ciegamente sus órdenes", al contrario: "se manifiesta como Esposo de la humanidad: como Aquél que responde a las esperas y a las promesas de alegría que habitan en el corazón de cada uno de nosotros".