VATICANO,
En su homilía de la Misa de hoy en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que la fe siempre vence y que quien se dirige con ella a Dios, aunque sea "un derrotado en la vida", será capaz de alcanzar la victoria.
Según señala Radio Vaticano, en su reflexión el Pontífice meditó sobre el pasaje del Evangelio de San Marcos que narra que "en aquel tiempo fue a ver a Jesús un leproso que le suplicaba de rodillas –precisamente en un gesto de adoración– y le decía: 'Si quieres, puedes purificarme'".
El leproso, explicó el Papa, "desafía al Señor diciendo: 'yo soy un derrotado en la vida –el leproso era un derrotado, porque no podía hacer vida común, era siempre 'descartado', puesto aparte– ¡pero tú puedes transformar esta derrota en victoria!'. Es decir: 'Si quieres, puedes purificarme'. Ante esto Jesús tuvo compasión, tendió la mano, lo tocó y le dijo: '¡Yo lo quiero! ¡Estás purificado!'. Así, sencillamente: esta batalla terminó en dos minutos con la victoria; (…) Aquel hombre tenía algo que impulsaba a ir hacia Jesús y lanzarle aquel desafío. ¡Tenía fe!".
"Nuestra fe vence, ¡siempre!", resaltó Francisco.
El Papa resaltó luego que "la fe es victoria. La fe. Como este hombre: 'Si quieres, puedes hacerlo'. Los derrotados de la primera lectura rezaban a Dios, llevaban el Arca, pero no tenían fe. Se habían olvidado de Él. Este (el leproso) tenía fe y cuando se pide con fe, el mismo Jesús nos ha dicho que se mueven las montañas. Somos capaces de mover una montaña de una parte a otra: la fe es capaz de esto. El mismo Jesús nos ha dicho: 'Todo lo que le pidan al Padre en mi nombre, les será dado. Pidan y les será dado; llamen y se les abrirá'. Pero con fe. Y esta es nuestra victoria".
En su reflexión el Papa también se refirió a la primera lectura del libro de Samuel que narra la derrota del pueblo de Israel a manos de los filisteos: "la matanza fue muy grande" y el pueblo perdió todo, "incluso la dignidad". Francisco se preguntó qué consecuencia tuvo esta derrota y afirmó que el pueblo, "lentamente se había alejado del Señor, vivía mundanamente, incluso con los ídolos que tenía".