VATICANO,
Entre las miles de personas que huyen de la violencia en Medio Oriente hay también una multitud de cristianos que desearían poder volver a sus hogares, recordó el Papa Francisco en su discurso dado este lunes al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, donde denunció que las migraciones forzosas son una consecuencia de la cultura del descarte.
El Pontífice preparó un extenso discurso en el que recordó también sus viajes apostólicos de 2015; pero la mayor parte del texto fue una reflexión sobre la crisis migratoria y un llamado a Europa a seguir recibiendo a las personas que huyen de la violencia en Medio Oriente y el norte de África, provocada por grupos terroristas musulmanes. Sin embargo, recordó que cada refugiado tiene "el deber de respetar los valores, las tradiciones y las leyes de la comunidad que lo acoge".
Francisco recordó el pasaje del Evangelio donde el ángel de Dios le dije a San José: "Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise".
Esta "es la voz que escuchan muchos de los emigrantes que jamás habrían dejado su propia patria si no se hubieran visto obligados a ello", señaló el Papa. Añadió que entre ellos también se cuentan "la multitud de cristianos que, cada vez más en masa, han tenido que abandonar durante los últimos años su propia tierra, en la que han vivido incluso desde los orígenes del cristianismo".
Asimismo, se refirió al salmo del Antiguo Testamento en el cual los israelitas lamentan su cautiverio en Babilonia. "Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión".
Este "es el llanto de quienes regresarían de buena gana a sus propios países si encontraran adecuadas condiciones de seguridad y de subsistencia. También en este caso, pienso en los cristianos del Medio Oriente, deseosos de contribuir, como ciudadanos a pleno título, al bienestar espiritual y material de sus respectivas naciones", afirmó el Santo Padre.