VATICANO,
El Papa Francisco dirigió este lunes su tradicional discurso al Cuerpo Diplomático acreditado en la Santa Sede en la que exhortó a no ver las guerras y las situaciones de pobreza como "normales", pues son fruto de la cultura del descarte que se ensaña contra los más débiles, como los no nacidos, los ancianos y los migrantes.
En un largo discurso, centrado principalmente en la emergencia migratoria de Medio Oriente hacia Europa, el Santo Padre advirtió que la indiferencia hacia el prójimo es consecuencia del "espíritu individualista", que trata al otro "como puro objeto de compraventa" e "induce a desinteresarse de la humanidad de los demás y termina por hacer que las personas sean pusilánimes y cínicas".
"¿Acaso no son estas las actitudes que frecuentemente asumimos frente a los pobres, los marginados o los últimos de la sociedad? ¡Y cuántos últimos hay en nuestras sociedades! Entre estos, pienso sobre todo en los emigrantes, con la carga de dificultades y sufrimientos que deben soportar cada día en la búsqueda, a veces desesperada, de un lugar donde poder vivir en paz y con dignidad", señaló Francisco.
"¿Cómo no ver en todo esto el fruto de una 'cultura del descarte' que pone en peligro a la persona humana, sacrificando a hombres y mujeres a los ídolos del beneficio y del consumismo? Es grave acostumbrarse a estas situaciones de pobreza y necesidad, al drama de tantas personas, y considerarlas como 'normales'", advirtió el Papa.
En ese sentido, señaló que para la cultura del descarte las personas no son "un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas, si 'todavía no son útiles' – como los no nacidos–, o si 'ya no sirven' –como los ancianos".
"Nos hemos hecho insensibles –denunció- a cualquier forma de despilfarro, comenzando por el de los alimentos, que es uno de los más vergonzosos, pues son muchas las personas y las familias que sufren hambre y desnutrición".