ROMA,
A pesar de la preocupación por lo que significa la amenaza del Estado Islámico (ISIS) y, en muchos casos, haber perdido sus hogares por la persecución, los cristianos iraquíes vivieron en Bagdad una Navidad con esperanza y fe, que se manifestaron en la apertura de la Puerta Santa en un campamento de refugiados, así como actividades y fiestas para celebrar el nacimiento del Niño Jesús.
Desde el 23 de diciembre, los cristianos comenzaron a preparar el corazón para la Navidad. Ese día un grupo de laicas consagradas pertenecientes a las Hijas de María realizaron una hora de meditaciones y oraciones ante la imagen del Niño Jesús en la capilla del campamento de refugiados "Virgen María" de Bagdad antes de la Apertura de la Puerta Santa.
La Puerta Santa fue abierta por el Patriarca Caldeo de Bagdad, Mons. Louis Sako. También estuvo presente el Nuncio Apostólico, Mons. Alberto Ortega Martín, algunos obispos, sacerdotes diocesanos y religiosos, además de los fieles que llenaban el templo.
Sobre este momento, los Amigos de Irak manifestaron en su sitio de Facebook que fue un "hermoso y elocuente signo de la misericordia de Dios que viene a nuestro encuentro, fue motivo de gran consuelo para nuestros fieles refugiados que vivieron una verdadera fiesta. Ahora tienen la posibilidad de ganar las indulgencias 'en su propia casa' porque el Emmanuel, el Dios con nosotros, se hizo bien cercano de ellos".
Durante la Homilía, Mons. Sako recordó la huida de la Sagrada Familia a Egipto y la comparó con la huida de los cristianos de la Llanura de Nínive. También destacó que los fieles que abandonaron todo "salieron con la ropa que llevaban y con su fe". "Es como un resumen de lo que tienen: nada material y abundancia espiritual", dijeron los Amigos de Irak.