CARACAS,
La Penitenciaría General de Venezuela (PGV) es una de las cárceles más peligrosas del país y alberga unos 6 mil reclusos, pero los datos exactos se desconocen porque allí "el control lo tienen los internos". En el caos que reina en la PGV, peleas y ajustes de cuentas, hay una pequeña presencia que aporta paz y tranquilidad: La religiosa Neyda Rojas, mercedaria misionera que lleva más de 18 años trabajando en la pastoral penitencial, en una cárcel en donde nadie se atreve a entrar.
"La fuerza viene de Dios sin Él no podría entrar a la PGV, Él abre caminos", explica la religiosa a ACI Prensa, poco después de llegar de participar en un encuentro con familiares de presos.
Control por los presos
La Penitenciaría General de Venezuela tiene tres módulos: un internado judicial donde están quienes todavía no tienen una condena, el anexo femenino y la propia penitenciaría en donde se sitúan los ya sentenciados.
"Aquí en Venezuela hay cárceles que están controladas por el Estado. Son nuevas y tienen funcionarios, maestros, los presos llevan uniforme… pero en la PGV el control lo tienen los internos, como en muchas cárceles de América Latina", explica a ACI Prensa la religiosa.