MONTEVIDEO,
"Victoria pesó menos de 500 gramos, para mí lo era todo. Ella me enseñó a dar esta lucha que llevó hace tres años desde que fui agredida físicamente en mi vientre", relató a ACI Prensa Jacqueline Grosso, activista pro-vida en Uruguay, quien con cinco meses de embarazo fue golpeada sin provocación alguna por un hombre que le estaba cortando el suministro del agua de su casa. Esta brutal acción provocó la pérdida de su hija en gestación.
El incidente ocurrido el 9 de marzo de 2012 tuvo un golpe aún más duro cuando en el hospital donde le indujeron el parto, en Montevideo, le dijeron que no podían entregarle el cadáver de su hija pues era un "desecho patológico" por pesar menos de 500 gramos. La pequeña Victoria fue trasladada a un laboratorio y colocado en un frasco con formol.
"Fue muy triste. Di a luz a mi bebé luego de que los médicos me indujeron el parto con Misoprostol, estando ella viva pero sin líquido amniótico, ya que los médicos consideraban que ella era inviable", relató Jacqueline.
"La nena daba tantas pataditas en mi vientre como diciendo 'mamá quiero vivir' pero yo nada podía hacer. Se me iba de las manos, pero sentí en mi interior una voz que me decía '¡lucha mamá! , no dejes que mi existencia haya sido en vano, yo te elegí mamá'", recordó.
"Verla nacer sin vida envuelta en una mantita es lo peor que una mamá pueda ver. Más aún saber que fue a un Laboratorio Anatomopatológico cuando en realidad lo que una madre quiere es acunar a su hijo. Sentís que te quedas con las manos vacías".
Jacqueline confesó que "el hecho de no haberla podido abrazar me marcó tanto que durante un año y medio no descansé hasta lograr que a mi bebé se le reconociera el derecho a la dignidad humana con el argumento de que mientras estuvo en mi vientre estaba viva y eso le daba ese derecho".