VATICANO,
Al recibir esta mañana a una delegación de Alemania que obsequió el árbol de Navidad y a los italianos que regalaron el pesebre para la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco recordó que estos importantes signos de la Navidad recuerdan que "a Dios no le gustan las imponentes revoluciones de los poderosos de la historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones".
En la audiencia en el Aula Pablo VI en el Vaticano, el Santo Padre explicó que el nacimiento muestra a los hombres que Dios "nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no cambió la historia haciendo un milagro grandioso. En cambio, vino con simplicidad, humildad, mansedumbre".
"A Dios –continuó– no le gustan las imponentes revoluciones de los poderosos de la historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones. Al contrario, se hace pequeño para atraernos con amor, para llegar a nuestros corazones con su bondad humilde, para llamar la atención con su pobreza a los que se afanan en acumular los falsos tesoros de este mundo''.
El Santo Padre recordó que esa era la intención de San Francisco cuando inventó el Nacimiento porque quería ''celebrar la memoria del niño que nació en Belén y contemplar de alguna manera con los ojos del cuerpo lo que sufrió en su invalidez de niño''.
En esa escena ''la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad''.
''Los invito a detenerse ante el Nacimiento porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se contempla la misericordia divina, que se hizo carne humana y puede enternecer nuestras miradas. Pero sobre todo quiere mover nuestros corazones'', exhortó.