VATICANO,
En la homilía de la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que en este Año de la Misericordia hay dos caminos: uno de la esperanza y otro de la "propia esclavitud" y "la rigidez" que hace que la persona no sepa nada del perdón de Dios.
El Santo Padre dijo que "en este Año de la Misericordia, están estos dos caminos: quien tiene esperanza en la misericordia de Dios y sabe que Dios es Padre; Dios perdona siempre, pero todo; más allá del desierto está el abrazo del Padre, el perdón. Y también están aquellos que se refugian en su propia esclavitud, en su propia rigidez, y no saben nada de la misericordia de Dios. Estos eran doctores, habían estudiado, pero su ciencia no los ha salvado".
Segun señala Radio Vaticano, el Papa explicó en su reflexión que "la esperanza es esta virtud cristiana que nosotros tenemos como un gran don del Señor y que nos hace ver lejos, más allá de los problemas, los dolores, las dificultades, más allá de nuestros pecados que nos hace ver la belleza de Dios".
"Cuando yo me encuentro con una persona que tiene esta virtud de la esperanza y se encuentra en un momento feo de su vida –ya sea una enfermedad, una preocupación por un hijo o una hija, o por alguien de la familia, que padece algo– pero que tiene esta virtud, en medio del dolor, tiene el ojo penetrante, tiene la libertad de ver más allá, siempre más allá. Y ésta es la esperanza. Y ésta es la profecía que hoy nos ofrece la Iglesia: nos quiere mujeres y hombres de esperanza, incluso en medio de los problemas. La esperanza abre horizontes, la esperanza es libre, no es esclava, siempre encuentra un lugar para resolver una situación", prosiguió.
En el Evangelio, indicó luego, se habla de los jefes de los sacerdotes que preguntan a Jesús con qué autoridad actúa: "no tienen horizontes. Son hombres cerrados en sus cálculos, esclavos de las propias rigideces. Y los cálculos humanos cierran el corazón, cierran la libertad, mientras la esperanza nos vuelve ligeros".
"¡Qué hermosa es la libertad, la magnanimidad, la esperanza de un hombre y una mujer de Iglesia! En cambio ¡qué fea y cuánto mal hace la rigidez de una mujer y de un hombre de Iglesia, la rigidez clerical, que no tiene esperanza!", exclamó.