ROMA,
En ocasión del inicio del Año de la Misericordia, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Gerhard Müller concedió una entrevista a ACI Stampa –agencia en italiano del Grupo ACI– en la que habló sobre diversos temas como la tarea de su dicasterio, la corrección de los errores doctrinales, la misión de la Comisión Teológica Internacional, entre otros.
Misericordia y errores doctrinales
Al ser preguntado sobre si es posible ser misericordioso al corregir los errores doctrinales, el Cardenal contestó: "¿puede un padre ser misericordioso y corregir a sus hijos? En realidad, si un padre no corrige a sus hijos, y en cambio justifica o minimiza sus errores, no los amaría o los estaría enviando directamente hacia el desastre".
En el fondo, precisa, "un padre que no ayuda a sus hijos a reconocer sus errores no los estima verdaderamente y no confía en la posibilidad de que cambien".
"Porque la misericordia lleva inscritos en sí, indeleble e inseparablemente, el amor y la verdad. Pertenece a la tradición cristiana, desde las Escrituras hasta el Magisterio de los últimos Papas, que amor y verdad están juntos o juntos caen: no hay amor sin verdad y no hay verdad auténtica sin amor. ¿Y esto acaso no debería valer también para la doctrina?"
La misericordia, explica el Cardenal, "es lo contrario del laissez faire (dejar hacer)… esta no es la actitud de Dios hacia el hombre: basta leer los evangelios y ver cómo se comportaba Jesús que era bueno pero al mismo tiempo no ocultaba la verdad. Y la doctrina tiene el mismo objetivo de ayudarnos a conocer la verdad, nos ayuda a aceptarla en su integridad y a no engañar a la verdad".