VATICANO,
El Papa Francisco ha celebrado a las 9,30, hora local de Roma, la Santa Misa de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y la Apertura de la Puerta Santa de la Basílica Vaticana para el inicio del Jubileo de la Misericordia. El Año Santo se celebrará en todo el mundo desde hoy hasta el próximo 20 de noviembre de 2016, fiesta de Cristo Rey.
En su homilía, el Santo Padre señaló que "la fiesta de la Inmaculada Concepción expresa la grandeza del amor Dios" y aseguró que "si todo quedase relegado al pecado, seríamos los más desesperados entre las criaturas, mientras que la promesa de la victoria del amor de Cristo integra todo en la misericordia del Padre". "Entrar por la puerta significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno", dijo sobre el Jubileo.
A continuación, la homilía del Papa:
Hermanos y hermanas,
En breve tendré la alegría de abrir la Puerta Santa de la Misericordia. Cumplimos este gesto –como lo he hecho en Bangui– tan sencillo como fuertemente simbólico, a la luz de la Palabra de Dios que hemos escuchado, y que pone en primer plano el primado de la gracia. En efecto, lo que se repite más veces en estas lecturas evoca aquella expresión que el ángel Gabriel dirigió a una joven muchacha, sorprendida y turbada, indicando el misterio que la envolvería: «Alégrate, llena de gracia» (Lc 1,28).
La Virgen María es llamada en primer lugar a regocijarse por todo lo que el Señor ha hecho en ella. La gracia de Dios la ha envuelto, haciéndola digna de convertirse en la madre de Cristo. Cuando Gabriel entra en su casa, hasta el misterio más profundo, que va más más allá de la capacidad de la razón, se convierte para ella un motivo de alegría, de fe y de abandono a la palabra que se revela. La plenitud de la gracia puede transformar el corazón, y lo hace capaz de realizar un acto tan grande que puede cambiar la historia de la humanidad.