SANTIAGO DE CHILE,
En momentos que la sociedad chilena pasa por una crisis de confianza respecto a la clase política, el empresariado y las instituciones, 500 jóvenes graduados de la Academia Nacional de Líderes Católicos (ALC), quieren marcar la diferencia y transformar la vida pública con una clara impronta cristiana.
Tras un intenso año de formación y a los pies de la Virgen Inmaculada Concepción en el cerro San Cristóbal, los jóvenes participaron el 29 de noviembre en una Misa presidida por el ex secretario general del CELAM y actual Obispo castrense de Chile, Mons. Santiago Silva.
En su homilía, Mons. Silva se refirió a cuatro características que todo líder católico debe tener: la obediencia "porque un líder no tiene que responder a sus instintos y proyectos, sino hacer como Cristo, que decía que su alimento era hacer la voluntad del Padre" y la empatía ya que "sólo la cercanía, la amistad y el amor son fuentes de conocimiento profundo del otro".
En tercer lugar, "un líder que ponga en diálogo el Evangelio con la situación de las personas y sus historias personales" y por último la esperanza del mensaje de Cristo Resucitado que hace que el líder "se mueva con cara de resucitado, no con cara de cadáver (…) En esta Iglesia nuestra tan querida y tan en crisis también, necesitamos ser estos líderes".
Por su parte, el Arzobispo de Santiago y Presidente del Episcopado chileno, Cardenal Ricardo Ezzati, afirmó que "el futuro de nuestro país depende de ustedes- los jóvenes-, que han descubierto esta hermosa vocación política, a través de un compromiso serio en sus vidas"
"Tienen esta hermosa vocación de ser un signo de la presencia de Dios en cada una de las ciudades a la que pertenecen, para que en este Chile nuestro, la política sea de verdad esa acción consciente y responsable que construye la ciudad y el país, a semejanza de la familia que Dios ha soñado", agregó.