Cada 1 de diciembre la Iglesia Católica celebra a San Carlos de Foucauld (1858-1916), eremita y místico francés canonizado en el año 2022 por el Papa Francisco.
Foucauld ha sido el inspirador de numerosos movimientos y corrientes espirituales contemporáneas, entre otras razones, gracias a su ejemplo de tenacidad en esa dimensión que nadie debería rehuir: el de la búsqueda interior. Y como si esto fuera poco, Foucauld también hizo de su vida un provocador testimonio de lo que es el desprendimiento de las seguridades que ofrece el mundo.
Un místico en los tiempos modernos
Ante todo, Foucauld buscó seguir las huellas de Cristo. Lo hizo precisamente en un momento de la historia en el que la sociedad empezaba no solo a construirse sin Dios, sino contra Dios. Prueba de ello fue su itinerario personal: habiendo crecido rodeado de la nobleza francesa, se convirtió en militar y aventurero, y, tras encontrarse con Dios, abandonó todo para vivir para Él. Así, “Charles” (Carlos) de Foucauld se convirtió en un místico de los tiempos modernos.
“La fe es incompatible con el orgullo, con la vanagloria, con el deseo de la estima de los hombres. Para creer, es necesario humillarse”, escribió alguna vez este santo, dejando en claro cuál fue el norte de su existencia.