Kampala,
Concluido su encuentro con los jóvenes, el Papa Francisco se dirigió a la Casa de la Caridad en Nalukolongo, Kampala (Uganda). Este centro atiende a alrededor de cien personas enfermas y con discapacidad.
En su discurso, el Santo Padre lamentó que muchas veces "nuestras sociedades permiten que los ancianos sean descartados u olvidados". A los cristianos, señaló, "el Evangelio nos impulsa a salir hacia las periferias de la sociedad y encontrar a Cristo en el que sufre y pasa necesidad".
A continuación, el texto completo del discurso del Papa Francisco en su visita a la Casa de la Caridad de Nalukolongo:
Queridos amigos:
Les agradezco su afectuosa acogida. Tenía un gran deseo de visitar esta Casa de la Caridad, que el Cardenal Nsubuga fundó aquí en Nalukolongo. Este lugar siempre ha estado ligado al compromiso de la Iglesia en favor de los pobres, los discapacitados y los enfermos. Aquí, en los primeros tiempos, se rescató a niños de la esclavitud y las mujeres recibieron una educación religiosa. Saludo a las Hermanas del Buen Samaritano, que llevan adelante esta excelente obra y les agradezco por el servicio silencioso y gozoso en el apostolado de estos años. Jesús está presente aquí, Jesús está presente donde están los pobres, los enfermos, encarcelados y en los que sufren. Jesús está presente.
Saludo también a los representantes de los numerosos grupos de apostolado, que se ocupan de atender las necesidades de nuestros hermanos y hermanas en Uganda. Pienso en particular en la inmensa labor que realizan con las personas enfermas de SIDA. Sobre todo, saludo a quienes viven en esta Casa y en otras semejantes, así como a todos los que se acogen a las iniciativas de caridad cristiana. Porque ésta es justamente una casa. Aquí pueden encontrar afecto y premura; aquí pueden sentir la presencia de Jesús nuestro hermano, que nos ama a cada uno con ese amor que es propio de Dios.