Algunas dificultades que ustedes nombraron son desafíos. Antes una pregunta: ¿ustedes quieren superar los desafíos o dejarse vencer por los desafíos? ¿Ustedes son como los deportistas que cuando vienen a jugar al estadio quieren ganar o son como aquellos que ya vendieron la victoria a los otros y se pusieron la plata en los bolsillos? A ustedes les toca elegir.
Un desafío es el del tribalismo. Destruye una nación. Es tener las manos escondidas por detrás y tener una piedra en cada mano para tirársela al otro. El tribalismo solo se vence con el oído, con el corazón y con la mano. Con el oído, ¿cuál es tú cultura?, ¿por qué sos así?, ¿por qué tu tribu tiene estas costumbres? ¿Tu tribu se siente superior o inferior? Con el corazón. Una vez que escuché con el oído la respuesta abro el corazón y tiendo la mano para seguir dialogando. Si ustedes no dialogan y no se escuchan entre ustedes siempre va a existir el tribalismo que es como una polilla que va a roer la sociedad. Ayer, pero para ustedes lo hacemos hoy, se declaró un día de oración y reconciliación. Yo los quiero invitar ahora, a ustedes jóvenes, a invitar a Lineth y Manuel que vengan y que todos nos tomemos de la mano de pie, como un signo contra el tribalismo. ¡Todos somos una nación! ¡Todos somos una nación! Así tienen que ser nuestros corazones y el tribalismo no es solo levantar las manos hoy. Este es el deseo, es la decisión. Pero el tribalismo es un trabajo de todos los días. Vencer el tribalismo es un trabajo de todos los días. Un trabajo del oído, escuchar al otro. Del corazón, abrir mi corazón al otro, y un trabajo de las manos, darse las manos unos con otros. ¡Y ahora nos damos las manos unos con otros!
Otra pregunta que me hicieron es el de la corrupción y en el fondo me preguntaba: ¿se puede justificar la corrupción, el pecado por el solo hecho de que todos están pecando y están siendo corruptos?¿Cómo podemos ser cristianos y combatir el mal de la corrupción? Me acuerdo que en mi patria un joven de 20 años quería dedicarse a la política. Estudiaba entusiasmado, iba de un lado para otro. Y consiguió un trabajo en un ministerio. Un día tuvo que decidir sobre qué cosa había que comprar. Entonces pidió tres presupuestos. Los estudió y eligió el más barato, el más conveniente. Y fue a la oficina de su jefe para que lo firmara. "¿Por qué elegiste este?". "Porque hay que elegir el más conveniente para las finanzas del país". "¡No! ¡Hay que elegir aquél que te den más para ponerte en el bolsillo!". Y el joven le contesta a su jefe: "yo vine a hacer política para hacer grande a la patria". Y el jefe le contesta: "y yo hago política para robar". Un ejemplo no más, pero no solo en la política, en todas las instituciones. Incluso en el Vaticano hay casos de corrupción. La corrupción es algo que se nos mete adentro, es como el azúcar, es dulce, nos gusta, es fácil y después terminamos mal y de tanto azúcar fácil terminamos diabéticos o nuestro país termina diabético. Cada vez que aceptamos una "coima" y la metemos en el bolsillo destruimos nuestro corazón, destruimos nuestra personalidad y destruimos nuestra patria. Por favor, ¡no le tomen el gusto a ese azúcar que se llama corrupción! "Padre, pero yo veo que todos corrompen, yo veo tanta gente que se vende por un poco de plata, sin preocuparse de la vida de los demás". Como en todas las cosas hay que empezar, si no querés corrupción en tu corazón, en tu vida, en tu patria empezá vos. Si no empezás vos tampoco va a empezar el vecino.
La corrupción además nos roba la alegría, nos roba la paz, la persona corrupta no vive en paz. Una vez, esto que les voy a contar es histórico, en mi ciudad murió un hombre que todos sabíamos que era un gran corrupto. Yo pregunté unos días después: "¿cómo fue el funeral?" y una señora con mucho buen humor me contestó: "Padre, no podían cerrar la vara, el cajón, porque se quería llevar toda la plata que había robado". Lo que vos robás con la corrupción va a quedar acá y lo va a usar otro pero también va a quedar, y esto grabémoslo en el corazón, en el corazón de tantos hombres y mujeres que quedaron heridos por tu ejemplo de corrupción. Va a quedar en la falta de bien que pudiste hacer y no hiciste. Va a quedar en los chicos enfermos, con hambre, porque el dinero que era para ellos por tu corrupción te lo guardaste para vos. Chicos y chicas, la corrupción no es un camino de vida, es un camino de muerte.
Había una pregunta de cómo usar los medios de comunicación para divulgar el mensaje de esperanza de Cristo y promover iniciativas justas para que se vea la diferencia. El primer medio de comunicación es la palabra, es el gesto, es la sonrisa. El primer gesto de comunicación es la cercanía, es buscar la amistad. Si ustedes hablan bien entre ustedes, se sonríen, se acercan como hermanos. Si ustedes están cerca el uno del otro aunque sean de diversas tribus y si ustedes se acercan a los que necesitan, a los pobres, enfermos, abandonados, al anciano que nadie visita, esos gestos de comunicación son más contagiosos que cualquier red de televisión.
De estas tres preguntas creo que algo dije que les puede ayudar. Pero pídanle mucho a Jesús, recen al Señor para que les de la fuerza de destruir el tribalismo, que sean todos hermanos, para que les dé el coraje de no dejarse corromper. Para que les dé el encanto de poder comunicarse como hermanos con una sonrisa, con una buena palabra, con un gesto de ayuda, con cercanía.