“María no protagonizó nada, ‘discipuleó’ toda su vida. La primera discípula de su Hijo y tenía consciencia de que todo lo que ella había traído al mundo era pura gratuidad de Dios, consciencia de gratuidad”, afirmó el Papa Francisco en su encuentro con los sacerdotes y religiosos en Ecuador durante su visita al Santuario de Nuestra Señora de la Presentación del Quinche en julio de 2015.
La fiesta de la Virgen del Quinche, Patrona del Ecuador, se celebra el 21 de noviembre y sus devotos la llaman cariñosamente “la Pequeñita”. Algunas tradiciones refieren que a fines del siglo XVI la Virgen María se apareció a unos indios en una cueva y les prometió liberarlos de los osos que devoraban a los niños.
Por otro lado, el artista Don Diego de Robles talló una hermosa escultura de madera de la Virgen María con el niño en brazos y como los que se la habían solicitado no le pagaron, decidió dársela a los indios oyacachis, a cambio de unos tablones de cedro fino para sus trabajos.
Los caciques quedaron asombrados cuando vieron la imagen mariana porque reconocieron en ella los rasgos de la Señora que se les apareció en la cueva. Por quince años la imagen estuvo al cuidado de los indios, hasta que en 1604 el Obispo ordenó que se trasladara al pueblo del Quinche.
La imagen mide 62 centímetros de alto y lleva hermosos ropajes. El rostro del niño Jesús evoca las facciones de los pequeños mestizos del lugar. El color de la Virgen es síntesis del alma del inca y del español. Fue coronada canónicamente en 1943 y su templo actual fue declarado Santuario Nacional en 1985.
En honor de la Virgen del Quinche se han entonado cantos en quechua, castellano, jíbaro y otros dialectos de la región. Muchos de ellos se cantan desde hace varios siglos. En el mes de noviembre, miles de devotos emprenden una caminata hasta el Santuario para agradecerle a la Madre de Dios o pedirle un favor especial.