ROMA,
"Señor, Tú puedes hacerlo todo. Sé que un día nos sorprenderás", son las palabras que la mamá de Giorgio rezó durante cinco años luego que su joven hijo quedara en coma tras un accidente automovilístico. En marzo su perseverancia fue recompensada y el joven salió de este estado sin necesidad de fármacos estimulantes. "Fue un milagro, pero los milagros llegan donde hay fe y amor", afirmó la madre.
Esta historia de fe en medio del sufrimiento se inició el 15 de mayo de 2010, luego que Giorgio –entonces de 22 años– tuviera un accidente automovilístico cerca de Bérgamo (Italia), que le provocó un fuerte trauma en la cabeza y posteriormente el coma.
Rosa y Gianluigi, padres de Giorgio, fueron de hospital en hospital buscando la recuperación de su hijo. Sin embargo, esta suerte de "peregrinación" por varias ciudades italianas solo terminaba en un diagnóstico duro de aceptar: el estado de coma del joven no permitía ningún tipo de interacción con el entorno pero Rosa no perdió la fe.
En el año 2011 los médicos dijeron a los padres que debían decidir entre seguir con una hospitalización cada vez más prolongada o llevarlo a casa. "No lo pensamos ni un segundo, Giorgio debía estar en casa. Equipamos la habitación y lo hemos atendido cada día, cada mes, cada año con gran afecto, también si no habían reacciones aparentes", relató la madre.
Rosa, que el domingo relató la historia de Giorgio en la Casa de San Pellegrino Terme durante un curso anual sobre rehabilitación, dijo que no hubo llanto ni se preguntaban por qué le sucedía esta tragedia a la familia. "Solo he rezado incesantemente", afirmó la madre, quien aseguró que la fe los mantuvo unidos en todo este camino "porque me dio la certeza de que a Giorgio, antes o después, le sucedería algo grande".