SANTIAGO DE CHILE,
El periódico Encuentro, perteneciente al Arzobispado de Santiago de Chile, publicó una extensa entrevista al Cardenal Francisco Javier Errázuriz en la que explica el proceso seguido respecto a los abusos del sacerdote Fernando Karadima. En el diálogo niega que haya encubierto estos lamentables hechos, detalla su participación en la investigación que duró varios años y responde a una serie de dudas que los chilenos podrían tener sobre este tema.
Al iniciar la entrevista el Purpurado explicó cómo llegaron a él las primeras denuncias contra Karadima, y como procedió ante ellas. Precisa que tuvo la delicada y compleja tarea de ser juez y pastor ante estos casos.
"Como pastor lo que uno más quiere es acoger, escuchar, comprender y apoyar con misericordia. Así me nacía hacerlo. Como pastor uno supone que la versión de los hechos recibida es verídica. Pero como juez tenía que tomar distancia para juzgar con objetividad, pues tenía el deber de suponer la inocencia del acusado mientras no se probara lo contrario. Me había llegado la denuncia sin pruebas ni nombres de testigos, como sucede casi siempre en los casos de delitos sexuales. Esta función de juez, que era nueva para mí, me pesó mucho porque me vi obligado a tomar distancia. Gracias a Dios, quien hizo la primera denuncia contaba con la cercanía de excelentes sacerdotes", dijo el Cardenal Errázuriz.
"Después de la experiencia vivida, si me tocara enfrentar nuevamente una situación similar, lo haría de otra manera. Delegaría la función de juez, de modo que otro juzgara, y sería tan solo pastor. La distancia del juez hace sufrir inmerecidamente a quien denuncia", agregó.
Además de referirse a la filtración de correos electrónicos que intercambió con el actual Arzobispo de Santiago, el Cardenal Ricardo Ezzati, el Cardenal Errázuriz negó que el Arzobispado de Santiago sea culpable de encubrimiento, como señalan tres víctimas de Karadima: Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, quienes piden de indemnización 450 millones de pesos chilenos (unos 640 mil dólares).
Explicó asimismo que "el encubrimiento existe cuando se sabe que una persona ha cometido delitos o faltas graves, y aun así se trata de evitar que ellos se conozcan, investiguen y juzguen, por ejemplo, ocultando a la persona, haciendo desaparecer pruebas, sobornando testigos. En este caso, desde el día en que se logró la seguridad de que había delitos, inmediatamente se llevaron las cosas adelante y se nombró al nuevo promotor de justicia para que investigara a cabalidad".