MADRID,
Ayuda a la Iglesia Necesitada ha lanzado por el Año de la Vida Consagrada la campaña "Servidores de Esperanza" en la que recuerda a los sacerdotes, religiosos y religiosas que permanecen en los lugares de conflicto y en situaciones de máxima pobreza.
En el mundo hay 800 mil religiosos y aunque en algunos continentes su número disminuye, en África y Asia, precisamente donde la Iglesia sufre mayores dificultades y donde la fe no se puede vivir libremente, cada vez hay más vocaciones.
En zonas de conflicto o en situaciones de crisis, cuando casi todos huyen, los religiosos no abandonan a la población.
Por eso la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada no quiere dejarles solos y ha apoyado en el último año más de 1.300 proyectos de ayuda a congregaciones religiosas en su labor pastoral y para su subsistencia. Se calcula que 1 de cada 72 religiosas y 1 de cada 21 religiosos reciben ayuda directa de AIN.
Una de estas comunidades religiosas a las que ayuda AIN es la hermana Marie-Joseph Chanaa, que vive en Damasco (Siria) y que se ocupan principalmente de las personas desplazadas por la guerra junto con otras religiosas de su comunidad, las Hermanas de la Caridad de Besançon.
"La gente está muy traumatizada. Incluso los niños han visto a personas abrasadas por las bombas y pedazos de cadáveres por la calle. Cuando escuchan una explosión, buscan corriendo a sus padres y se esconden", asegura.